martes, octubre 10, 2006

BRAINSTORMING #02 -- Sobre cómo crear una diva --

Cuando debutas en la dirección, como hago yo, te enfrentas a cuestiones nunca antes planteadas.

Cuando debutas en la prostitución, también.

Hablando de las cuestiones importantes en la vida de un director, una de ellas es la de la mujer perfecta. La mujer perfecta para un papel. La diva.

Pensemos, por un momento, en lo que debe tener esa diva.

Cuerpo de mujer. Alma de mujer. Luz. Flashes. Caprichos.

Suena a título de cassette de gasolinera, ¿verdad?. Kalaíto presenta su nuevo disco...

En mi película, en principio, debería haber varias mujeres en escena, pero sólo una puede ser la diva. Y tiene que quedar claro quién es la que manda delante de la cámara.

...Y es aquí donde el director tiene que diferenciar entre lo que le gusta y lo que realmente necesita.

A mí, personalmente, no me gustan las chicas que viven para llamar la atención, me parece que eso es síntoma de egoísmo y falta de inteligencia. Yo, en la intimidad las llamo zorras, despectivamente, para que no se vayan de rositas. Sirve para calmar la rabia y evitar explosiones públicas (reventarle la cara a una tía porque te dice que no estás a "su" altura está mal visto hoy en día...y así nos va)

Pero una película necesita que la diva entre en escena, y con ella todo se paralice.

Si la escena la protagonizaba, por ejemplo, un tapir ebrio, en cuanto la diva aparece, el tapir sólo se debe mover cuando la diva lo necesite.

No hay mejor ejemplo de diva, para mí, que Audrey Hepburn. LA DIVA, con mayúsculas.
Morena, pechines pequeños, pero el tipo de mujer que podría crear una película a su alrededor.

Quien haya visto alguna de sus películas sabe a lo que me refiero. Los directores son incapaces de hacer una escena en la que nadie hable con ella.

Por otra parte, imagino que el peligro de las divas es, en cierto modo el de cualquier personalidad en su materia, para ser tan llamativas, requieren cinco veces más atenciones. No me quiero ni imaginar lo que tiene que ser trabajar con Penélope Cruz (Inmerecidamente transformada en diva).

Aunque sabes que, trabajando con ella, tienes el polvete asegurado, claro.

...Y aquí viene la parte en la que un director puede jugar sus cartas.

Hasta ahora he hablado de la diva natural, el animal con instinto de actriz principal. Pero hay trucos de cámara, movimientos de guión que pueden hacer crear una diva.

Esos trucos consisten básicamente en forzar la escena para que el espectador crea que está viendo a una diva, como hacen con actrices tan sosas como Pe.

Como director, tienes el poder de controlar lo que el espectador ve en cada momento, y lo que no ve.

Cierras el plano sobre ella, modificas el guión para que todo se mueva al ritmo de sus caderas y...voilá!

Solamente te arriesgas a perder el control de lo que tu guión pretende ser, pero, total...

¿A quién le importa, si luego se deja zumbar?