viernes, octubre 13, 2006

TEORÍA #02 -- Sobre los huesos de tu guión --

Huesos, vísceras y pellejo... Chasis, mecanismo y carrocería... Felación, coito y orgasmo,

Como véis, todo en esta vida tiene tres niveles, tres.

El primer nivel es el que sustenta todo. Los huesos, el chasis... ¡la mamada!

El segundo nivel es el que lo mueve todo. Las vísceras, el motor... ¡la follada!

El tercer nivel es el que hace que el movimiento se perciba. La piel, la carrocería... ¡el corridón en la jeta!

Pues bien, tras este rollo filosófico, sobre qué somos, de dónde venimos y cuándo f...amos, viene la aplicación en la vida del guionista.

Toda película necesita un comienzo, un desarrollo y un final.

El primer nivel es el que pega al espectador a la pantalla. El segundo nivel es el que hace que le guste lo que ve. El tercer nivel es el que hará que tu película deje huella.

Por poner un ejemplo: TAXI DRIVER, peliculón.

En el primer nivel se nos presenta a un taxista atrevido.

Rápidamente, nos identificamos con él, porque todos, más o menos, tenemos un trabajo de mierda, pero querríamos echarle cojones, para entrarle a "la rubia con clase".

En el segundo nivel, el taxista sufre algunos contratiempos, le cambia la cara, se deja de milongas, y empezamos a temernos que algo chungo va a pasar. Para más inri, el tio se afeita la cabeza a lo Roy Keane, y se viste de hijo de militar. Mal rollo...

Aunque no lo admitamos, nos gusta ver ostias, nos da morbo. Esta película nos hace quedarnos allí, esperando a que De Niro se cepille a Cybill Shepperd, bien sea a balas o a pollazos.

En el tercer nivel resulta que...no os voy a joder la película, si no la habéis visto.

Sólo comentar que el truco está en que, lo que vea el espectador, debe empezar cuando ya todo está en juego, y debe terminar antes de que todo el pescado esté vendido.

Pensar nos deja embobados. Y, a la vez nos atrae.

Si el espectador viera a De Niro intentado buscar un trabajo con 12 años, puteado por no poder estudiar...si la película diera pelos y señales sobre la dura vida del protagonista, al espectador no le quedaría nada en que pensar.

Por otra parte, si en una película contamos TODO el final, estamos en las mismas.

Cambio de género. Sleepless in Seattle, con Tom Hanks y Meg Ryan.

Es una peli floja, está hecha para gente que no gusta de pensar...pero aún así deja cosas (facilitas) para que su público (mujeres enamoradizas) pueda pensar en ello.

Al final, ellos se encuentran en lo alto de una torre. Es un final esperado desde el minuto 1 de la película, pero su público aún se queda pensando en cosas como:

¿Se gustarán?

¿Se besarán en la primera cita?

¿Se enamorarán locamente?

¿Donde está el caballo blanco alado?

¿Se casarán?

¿Formarán una familia?

¿Podrá el niño superar el trauma de trabajar con Meg Ryan?

y...¡sí! de esta película me atrevo a joderos el final, porque no os perdéis una mierda.

Para finalizar, un argumento también se suele dividir en pequeños sub-argumentos...y estos también requieren sus tres niveles.

Igual que nuestro cuerpo tiene otros sub-argumentos, como

Tarso, metatarso y dedo... carpio, metacarpio y dedo...

...y el más importante de los sub-argumentos, el que nos deja a los hombres pegados al sillón si ella se esmera, por orden, en los tres niveles:

Prepucio, frenillo y glande