Tras una noche de gotear por la nariz (mocos, ojo), llega la cruda mañana.
Tres toses, un gorgojo, un par de escupitajos, ejem, ejem...y a la playa.
Para quien no lo sepa, es un fastidio vivir cerca de una playa en la que haya suecas. No hay momento para el respiro, el cuello se te vuelve loco, y, si miras mientras estás tumbado bocabajo, vas a tener que aguantar media hora más, relajado, antes de levantarte.
Pues bien, por primera vez, bajé hasta la arena, pasé por delante del primer grupo de macizas, caminé por la orilla cruzándome con varios topless, puse mi toalla al lado de un par de pastelitos con guinda, me metí al agua...
...y ¡no recordaba nada excitante del camino!
¿Qué me pasaba? ¿Dónde estaba mi pene? ¿Me había vuelto 'mosesuá?
Tras días de reflexión, pruebas...y después de recuperar mi apetito (apetazo) sexual, llegué a la conclusión de que, después del subidón hormonal que deriva siempre de las primeras borracheras, que todos conocemos, aquello tiene un efecto rebote, sibilino pero certero.
Lo que pasa es que, aquella noche, confiaba en que, con otro golpe de menhir, pudiera recuperar mi cordura.
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Borrachera 5, Deshormonado
1/2 botella de vodka
1 l de cerveza
X botellines Sintrom
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Por cierto, ¡¡viva la tarjeta de pase gratuito a los Lap-dance!! (y eso que no soy un hombre "de culos")
